Instrumentos Musicales






Tocar un instrumento musical tiene muchos beneficios, entre ellos, ayuda al desarrollo motriz, desarrolla las aptitudes, la paciencia y la creatividad. Intentar tocar un instrumento musical a edades tempranas le da al niño la posibilidad de descubrir un interés que probablemente disfrute mucho. También le ofrece la posibilidad de desarrollar su apreciación musical, así como también la dedicación a dominar el instrumento. Con muchas opciones disponibles, intentar elegir un instrumento parece ser una tarea imposible. Pero si te tomas el tiempo para considerar las y los desafíos que cada instrumento ofrece puede guiarte a ti y a tu hijo en el proceso de tomar una decisión.

Beneficios de tocar un instrumento musical

  
                                             
  • Mayor coordinación: En el aspecto físico, la correcta ejecución de un instrumento musical logra desarrollar la coordinación corporal. Por ejemplo al tocar la batería, algunos ejercicios requieren que las cuatro extremidades realicen movimientos a diferentes tiempos.

  • Incrementa la confianza en uno mismo porque a través de la música la persona puede expresarse y mostrar a los demás lo que le gusta y es capaz de hacer. A lograr sus metas hará que el alumno vaya confiando cada vez más en sí mismo y más aún al compartir su talento con otras personas donde será aceptado y reconocido.

  • Ayuda a vencer algunos miedos: Un niño o adolescente que tenga pánico a hablar en público o pararse frente a un escenario, al tocar un instrumento le ayudará a eliminarlo porque conforme se vaya involucrando en ese aprendizaje, ira creando confianza que lo llevará a tomar la decisión de presentarse ante otras personas y sentir menos miedo en cada presentación.

  • Genera relaciones sociales más profundas: Una persona que toca algún instrumento enseguida llama la atención, nos acercamos a ella simplemente porque a la mayoría nos gusta la música. Asi que el ser alguien a quien le guste mucho la música y sepa tocar atraerá a otros iguales a él mismo, llegando quizás a formar lazos de amistad muy fuertes .

  • El aprendiz se vuelve más creativo en la solución de problemas cotidianos.
  • Incrementa la productividad y concentración, por lo que se vuelve más una persona más asertiva.

  • Ejercita la memoria: Al tocar el piano por ejemplo, el uso constante de los dos hemisferios cerebrales al utilizar ambas manos y diez dedos simultáneamente, ejercita la memoria teniendo mayor agilidad mental.
    Basándose en lo anterior, se dice que las personas que han practicado piano desde muy niños son menos propensas a padecer en su vejez enfermedades neurodegenerativas.


  • Mejora sin duda las habilidades del lenguaje, la conducta o la inteligencia espacial, ésta última fundamental para resolver ágil y acertadamente problemas relacionados con su enseñanza asi como los cotidianos.

  • Reduce el stress y la depresión: La música es un tranquilizante natural, en un momento tenso quien escucha música que le gusta lo relaja y le dará ánimos para salir delante, ahora imagínate lo que esa música hará si eres tu quien la está reproduciendo.
  • Disminuye la presión sanguínea.
  • Sé es más feliz.
  • Fomenta la constancia y la disciplina, ya que aprender a tocar un instrumento es un reto que requiere de práctica constante y paciencia; estos elementos se vuelven también parte de la vida cotidiana de la persona.
  • La persona se vuelve más consciente porque se da cuenta de que si quiere llegar a dominar tal instrumento debe dejar para después algunas cosas que también le agradan.
  • Se adquiere mayor sensibilidad auditiva y táctil, llegando a tener un control mayor sobre el cuerpo.

  • Instrumentos musicales: el niño 

    debe experimentar con libertad



    Cuando se trata de optar por uno u otro instrumento musical para el niño, lo importante es, en cualquier caso, dejar que el pequeño los pruebe y experimente con ellos. La afición por un instrumento (y con ella, por la creación musical) puede surgir por un determinado sonido especial.
    En otros casos, el pequeño puede descubrir que tiene mayor facilidad para manejar un determinado aparato. Pero el amor por la armonía puede surgir, asimismo, como respuesta a la fascinación del pequeño hacia un determinado artista.
    Dentro de lo posible, conviene darle la libertad de elegir el instrumento que prefiera, sin tener en cuenta el aspecto económico. Y, por supuesto, que ningún mayor pretenda imponerle sus propios gustos o expectativas o anhelos propios frustrados.

    El niño escoge su instrumento musical

    Entre los niños de cinco años y los ocho, cuando el aprendizaje musical avanza y se hace más complejo, el piano, la flauta y la guitarra continúan ocupando las primeras posiciones en el listado particular de las elecciones de niños y niñas, aunque siempre hay quien prefiere el violín, la trompeta o cualquier otro instrumento de orquesta.
    Muchas veces somos los padres los que deseamos tal o cual instrumento para nuestros hijos, porque es el que tocamos nosotros, nos gustaría tocar, es el que toca nuestro ídolo o por cómo suena. Sin embargo, no es recomendable que las preferencias paternales se impongan en la elección de un instrumento u otro.
    Lo mejor es ser objetivos e informarnos, hacerles ver que todos los instrumentos son importantes, las cualidades de unos y otros…
    Como decimos, lo mejor es que el niño sea quien escoja qué es lo que quiere aprender a tocar. No está de más que los padres o el profesorado asesoren y guíen la decisión, pero la última decisión ha de ser del intérprete. De este modo conseguimos que la primera relación del alumno con el instrumento sea motivada.
    Si el niño tiene dudas, la opinión y consejo de los profesores puede ser fundamental, y hemos de pensar en la posibilidad de que reciba algunas clases de los instrumentos candidatos.

    Otros factores a tener en cuenta

    Puestas las bases para la elección del instrumento más adecuado, no podemos negar que existen otros factores “prácticos” que también hemos de tener en cuenta.
    La compra de un instrumento musical supone en ocasiones un desembolso económico considerable. Otras opciones son el mercado de segunda mano y los préstamos que podemos pedir entre conocidos o en las propias escuelas de música.
    Para no lamentar gastos innecesarios, antes de comprar el instrumento es preferible asegurarse de que realmente el niño desea aprender a tocarlo y muestra un verdadero interés hacia un determinado instrumento.
    Al contrario, aprovechar un regalo o el viejo instrumento que tienen los abuelos también puede ser un error, ya que puede que no sea el instrumento deseado por el pequeño.
    Las opciones de estudio serían otra variable a tener en cuenta, pues existe desde la posibilidad de pequeñas escuelas de música, grandes conservatorios o clases particulares, con disponibilidad de unas u otras en cada área.
    La fisonomía del niño es otro factor a tener en cuenta. La estatura no es determinante para los primeros pasos, porque a los niños les queda mucho por crecer. Además, existen instrumentos de tamaño reducido para los más pequeños, que van siendo sustituidos por otros de mayor tamaño a medida que crecen.
    Es frecuente que el centro cuente con instrumentos de estos tamaños para el préstamo o intercambio.
    Por último, existe la cuestión logística que hemos de tener en cuenta: ¿tenemos espacio en casa para un piano, un arpa o un contrabajo? También en este sentido a la necesidad de trasladarse a recibir las clases, debemos sumar la de transportar el instrumento. Los más grandes difícilmente podrán ser transportados por el niño hasta que crezca en las ocasiones en que no pueda aprovechar los instrumentos del centro de estudios.
    El caso del piano es especial, porque la posibilidad de hacer música en conjunto es limitada y la música de cámara escrita para él es demasiado difícil para el grado elemental, aunque cada vez existe más repertorio adaptado. En este caso difícilmente hablamos de traslado, y el problema surgirá en vacaciones o en los casos de niños que pasen tiempo en casas distintas.
    En definitiva, si nos informamos bien, conocemos los instrumentos y hacemos que nuestros hijos los conozcan, dándoles tiempo para que se familiaricen con la música, éstos tomarán la decisión para elegir el instrumento musical más adecuado.



    ¿Para qué sirve desarrollar la motricidad fina?


    La motricidad fina, micro-motricidad o motricidad de la pinza digital tiene relación con la habilidad motriz de las manos y los dedos. Es la movilidad de las manos centrada en tareas como el manejo de las cosas, orientada a la capacidad motora para la manipulación de los objetos, para la creación de nuevas figuras y formas, y el perfeccionamiento de la habilidad manual.
    La actividad motriz de la pinza digital y manos, forma parte de la educación psicomotriz del escolar. Su finalidad es la de adquirir destrezas y habilidades en los movimientos de las manos y dedos.
    Se desarrolla con la práctica de múltiples acciones como: agarrar/dejar – examinar – desmigar – meter/sacar – lanzar – recortar- trabajos con arcillas – pintar: trazos, dibujar – escribir – tocar instrumentos musicales – trabajos con herramientas: soltar – apretar – armar/desarmar – punzar – coser ….y muchas otras acciones diversas.











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